miércoles, 23 de octubre de 2013

Cairón

 Cairón siguió caminando por otro laso. Pasó varios días caminando, buscando algo nuevo y diferente.

  Un día estaba muy cansado, se acomodó debajo de uno de los árboles de Fantasía y, sin darse cuanta, se quedó dormido. Cuando despertó se dió cuenta de que, donde se encontraba no era el mismo lugar en donde se había dormido, tampoco era el bosque de Haule , La Ciudad de los Espectros, Los Montes De Plata, ni cualquier otro lugar de Fantasía. Confundido se incorporo con dificultad , se levanto, y observó a sus alrededores. Observo algo que lucían como extraños pájaros que volaban con sus alas extendidas sobre el cielo, y luego vio un gran bosque lleno de verdes de distintas tonalidades. De pronto un enano se acerco a el, y , educadamente le dijo:

-Hola, yo soy Aliren- Hizo una pausa y sonrió mientras que Cairón lo miraba confuso - Vengo a
ofrecerte un trato. Por lo que veo eres un centauro necro... ¿eres Cairón?

-Si- dijo él, aún sin entender demasiado-¿donde estamos?

-En Bapertia- Dijo Aliren alegremente- Solo te diré que, si estas aquí, es por algo, así que sígueme por favor.

 Se adentraron en el bosque a un paso lento y relajado y así siguieron caminando durante unos cuantos minutos. Aliren se detuvo sonriendo, fijó su vista en un gran palacio que estaba frente a ellos, mientras que sonreía orgulloso.

-Este es el palacio del rey, bueno, mejor dicho, lo era-suspiró-él, despareció, nadie sabe donde ni porque. Solo dejó una nota diciendo "no me busquen, no me encontraran"- Cairón  lo miraba esperando a que proceda.- Entonces- Siguió- se que no perteneces a este lugar, ya que nunca te había visto. Pero, lo que quiero es preguntarte algo, ¿te gustaría ser el dueño de este gran pueblo?

-¿Yo?- dijo Cairón. El enano asintió. Él se quedo pensando,  salió en busca de algo nuevo, ahí lo tenia-Si- sonrió con entusiasmo- me encantaría

Aliren sonrió aliviado pero, con un aire de maldad. Desafortunadamente Cairón no lo notó.
 Entraron al palacio, y luego de un breve recorrido por el mismo, llegaron a una habitación inmensa. Sus paredes estaban cubiertas por un papel color rojo fuerte y había un viejo escritorio marrón en el centro de ella. Sobre el escritorio se encontraba un papel ,que parecía tener algo escrito, y una pluma.
-Firma este contrato, y todo será tuyo- Cairón lo firmó sin pensarlo ya que eso era lo que el quería, o al menos eso creía

 Los días pasaban rápido y Cairón cada vez se arrepentía más. Se pasaba el día sin hacer nada, no se podía ir de su palacio ni aunque quisiese. Todo había sido solo una trampa. El contrato que el había firmado era mágico, gracias a él no se iría de allí por muchos años. Aliren lo había engañado, unos días  después de que Cairón firmo el contrato, él se escapó.
 Cairón se arrepintió de haberse ido de Fantasía. Extrañaba su exitosa carrera como médico. Antes era feliz, y ahora no. Pero ya era muy tarde para él. Estaba condenado.

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